Viernes, siete y cuarto de la
tarde con muchas ganas de montar en el bus y llegar a Medina del Campo.
Al llegar a la parada donde nos
recogían empecé ya a ver caras conocidas y a muchas que no. Estaba nerviosa por
cómo podría ser aún siendo la segunda vez que iba. Llegó el bus y me monté con
mucha alegría. Llegamos al albergue, que era genial. Por la noche nos
presentamos y jugamos a varios juegos para coger confianza, la cual cogimos
rápidamente. Nadie quería irse a dormir, por lo bien que lo estábamos pasando.
El
sábado la alarma sonó muy pronto pero nos levantamos con muchas ganas ya que
nos esperaba un día genial. La primera charla fue sobre diversidad funcional,
la dio un chico que se llamaba Víctor, el cual me cambió la idea de los
conceptos que tenía y nos animó a luchar por nuestros sueños. Luego hicimos
unas actividades con él, una de ellas era buscar carteles para formar una frase
de superación personal con los ojos vendados y con alguien que pudiera ver que
te ayudase. Después hubo un descanso donde muchos seguían hablando para conocerse
más. Continuamos la charla y fuimos a comer, y a la tarde tuvimos otra ponencia
sobre la inclusión social, hicimos un debate y cenamos, pero nadie se fue a la
cama, ya que ahora venía lo mejor: más juegos, más risas.
El domingo todos estábamos muy cansados pero a
la vez con ganas de disfrutar el último día que nos quedaba. Nos contaron qué
es FADAE e hicimos algunas conclusiones del encuentro. Después fuimos a ver el
castillo de Medina juntos/as, y al volver comimos y descansamos. Después fue la
entrega de diplomas y llegó el bus. El fin de semana y el encuentro se
acabaron. Nadie quería irse pero había que hacerlo… Nos despedimos, y me dio
mucha pena, ya que no les volvería a ver hasta próximos encuentros. Eso sí, ha
sido uno de los mejores fines de semana que he tenido con gente genial y muy agradable.
Me llevo nuevas amistades y un gran recuerdo. Lo recomiendo muchísimo a
cualquier persona.
Aitana.
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