viernes, 15 de abril de 2016

¡Más opiniones!

Añadimos un escrito más de otra de las participantes. ¡Gracias a todos y todas de nuevo!


El día 8 de abril empezaba un encuentro dedicado a todos/as aquellos y aquellas jóvenes estudiantes que quisieran saber acerca de la inclusión, organizado por FADAE.

Como en otros encuentros, todos estábamos en el punto acordado para la subida al autobús. Algunos se conocían de hacía tiempo, otros se conocían desde hacía relativamente poco y otros, al ser su primera vez, no se conocían. Eso no importó, todos estábamos con los nervios a flor de piel y una sonrisa de oreja a oreja. ¿Qué iba a pasar? Teníamos por delante todo un efímero fin de semana en el que habría tiempo para todo.

En el autobús, el buen rollo inundaba el ambiente y, al bajar de él, esa sensación no hizo sino aumentar. En la sala de reuniones que nos habían asignado nos repartimos las habitaciones y demás. Una vez hubimos dejado las cosas en cada una de nuestras habitaciones, toco la cena, en la que, como si fuera la intro de una canción, fuimos calentando motores.

Nunca pensé que conocer a gente podía llegar a ser tan divertido; y es que con las dinámicas de presentación nos fuimos aprendiendo los nombres de todos los que iban a ser nuestros/as compañeros/as e incluso amigos/as desde ese fin de semana.  A las dinámicas les siguió una improvisada sesión de canciones e incluso algún poema, acompañadas de guitarra y palmas porque, sí, ¡había dos guitarras y mucha gente que sabía tocarlas!

Cuando los párpados se nos caían de puro sueño y la tripa ya dolía de tanto reír, decidimos que iba siendo hora de irse a dormir. Había que estar frescos para el día que se avecinaba. El sábado comenzamos con una conmovedora charla sobre diversidad funcional que nos dio Víctor. Tras contarnos su historia y enseñarnos en qué consiste dicho término, tocaron los juegos en los que teníamos que hacer pruebas sin usar la vista, los brazos, las piernas,… El tener que buscar pistas sin poder ver fue realmente angustioso aunque el resto de pruebas fueron muy divertidas.


Durante la comida hubo gente que fue graciosamente castigada por fallar en uno de los juegos que habíamos hecho por la mañana y después de comer tuvimos una charla sobre la inclusión social y la integración. A esto le siguió un debate en el que aportamos ideas y discutimos sanamente sobre el tema, yéndonos por otros caminos a menudo. Al fin y al cabo todo es educación.

Por la noche tocaron más dinámicas y, de nuevo, la realidad superó a la ficción. El beso asesino, el secreto, el juego de las parejas,... Con todo acabábamos riendo a más no poder y conociéndonos cada vez mejor.



Había amanecido y se nos estaba acabando el fin de semana. ¡Horror! Sabíamos que el final estaba cerca pero aún quedaban cosas por hacer. Primero hubo una ponencia sobre qué es FADAE y cuando se acabó el coloquio, fuimos a conocer Medina, su castillo y sus calles (y su viento también, por qué no) Terminada la comida, tristemente, pues anunciaba el  final, se dio la entrega de diplomas con su correspondiente foto.

En el autobús de regreso el sueño nos pudo y acabamos rendidos/as tras un fin de semana lleno nuevos conocimientos, experiencias, emociones, risas, canciones y muy buen rollo. Ojalá no se hubiese acabado. Estos encuentros te dan la oportunidad de conocer gente nueva que, como dijo Vero, una gran poetisa y compañera de encuentro, coincidir con gente que comparte tus mismas inquietudes.


¡Gracias por un fin de semana tan memorable!

Lydia.




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