martes, 16 de abril de 2013

Cuando los recortes educativos terminan siendo aceptados


Por Ángel Álvarez Miguel*

Llevamos un periodo de tiempo en el cual no es de extrañarse encontrar entre las noticias más destacadas, aunque poco a poco más escondidas por su aceptación social, titulares referentes a los recortes en materia educativa en las diferentes comunidades autónomas de España.

En nuestro caso se empezó recortando en la escuela pública, aquella cuyo único responsable y accionista directo es el Estado aunque a la vez todo el conjunto de  la sociedad. No cabe extrañarse que poco a poco también se iría recortando en la escuela concertada, aquella que sin pertenecer al Estado es el mismo el encargado de sufragarla. 

La educación sostenida con fondos públicos es una de las bases de nuestra democracia, garantiza la igualdad de oportunidades, forma a los ciudadanos, les proporciona una cultura y les ayuda a ser críticos en un mundo en el que la diversidad ya está afianzada. De todos es conocido que las familias y estudiantes también se ven obligados a sufragar diferentes gastos en su educación: libros de texto, material escolar, excursiones (no obligatorias en el sentido estricto, pero sí en valor académico y cultural), libros de lectura, fotocopias, etc… ¿hasta qué punto queremos llegar?

Los diferentes informes internacionales en materia educativa demuestran que la disminución de alumnos por aula aumenta el éxito educativo, sin embargo las políticas educativas están haciendo lo contrario. Mientras en el pasado el Estado invirtió mucho dinero en la mejora de una red de bibliotecas y laboratorios en los centros escolares, ahora nos encontramos en el momento en el que estos no pueden ser usados por la falta de profesorado en las clases, pues ¿cómo un solo profesor va a poder dar unas prácticas en un laboratorio de química al cargo de treinta alumnos?

Esperanza nos queda poca, las personas que se lo puedan permitir matricularán a sus hijos e hijas en colegios privados en los que sí se les proporcione una atención digna con tabletas y ordenadores portátiles. Mientras tanto los que no se lo puedan permitir seguirán llevando a sus hijos al colegio más cercano en el que la tiza seguirá siendo el único protagonista. Al fin y al cabo… ¿Esto no ocurría hace ya décadas? ¿En qué aspectos hemos mejorado?


* Ángel Álvarez Miguel estudia en el IES Parque Sol (Valladolid). Representa a los alumnos en el Consejo Escolar de Castilla y León y es voluntario de FADAE Valladolid. 

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